Crítica de la película Colors in the Dark por Olmo

¿De qué color es el amor? Nadie lo sabe, nadie lo ha visto. Es algo que se siente. Uno puede ir por ahí cortando céspedes, arreglando flores y cuidando raíces, pero el amor es mucho más delicado que todo eso. El amor puede ser eterno si uno así lo quiere. Una lección sobre el amor y las relaciones matrimoniales en su última fase previa a la muerte la que nos ha dado la película Colors in the dark. Una espectacular interpretación de Senta Berger y Bruno Ganz. Colosales. Con el paso de los minutos, a cada momento la interpretación y la implicación en el personaje era incuestionable, bravo.

Y es que esta era una película para la interpretación, para el discurso, el papel. Colors in the dark ha sido una cinta fría, seca, gris, una gama de colores que su directora Sophie Heldman ha sabido aprovechar en cada uno de los espacios del largometraje. A su vez, llena de vida, de alternativas, de reconciliación y nada pesimista. Un retrato del matrimonio nada convencional, muy estricto y transparente. Y tal y como empezaba mi postcrítica, el amor puede vivir eternamente si uno así lo quiere. Un suicidio conyugal a veces no es la mejor manera, pero la directora nos da su particular alternativa al amor vedadero clásico. Enorme lo de los dos anillos en el sobre y los pasaportes. Brillantes los dos últimos minutos de la película. Romeo y Julieta o Ganz y Berger.