Albert Serra no deja indiferente. Es un director del que muchos dicen no lo es como tal al menos hablando de cine, debido a sus trabajos presentados hasta ahora, una especie de cintas que no presentan lo normal del cine ni siquiera comercial sino independiente, con líneas argumentales. Sus films son viajes, sin demasiada necesidad de destino, con un potente mensaje de reflexión metafísica, donde el preciosismo de la luz y la fotografía destacan mucho.
En esta ocasión y después de Honor de Cavallería que tanta fama y difusión consiguió, se nos acerca con tres personajes bien conocidos, y un nuevo viaje que a muchos aburrirá y hasta parecerá lento y sin lógica y otros conseguirán adaptar a ciertas reflexiones válidas para un espectador de la era moderna.
En cualquier caso no es el destino de cualquier deseoso de entretenimiento sin más, o simplemente un investigador de nuevo cine, es tan sólo un ejercicio para valientes que no se desesperen delante de la pantalla, esperando el final para poder contemplar en conjunto, se trata de cine de sesos, pero raro de naturaleza, de echar para atrás, y no a todo va a encandilar.
A mí me parece curioso, atrayente, me armo de valor y voy a por su mensaje mayor, a veces supongo que no lo alcanzaré, pero…