Película canaria rodada en Lanzarote, La Palma, Gran Canaria y La Graciosa, con el sabor dulce del modo de ver las cosas y en este caso a las personas y sus anhelos, sus amores y sus sentimientos isleño. Dulce y paciente, parece una oportunidad para entrever a varias personas, varias historias a lomos de una curiosidad compartida entre personaje central y espectador.
Destaca la presencia de Silvia Abascal (Escuchando Gabriel o La dama boba) entre los actores elegidos, pero no eclipsará al resto, simplemente apoyará con firmeza en una película muy de actuaciones sensibles y fuertes, llena de matices y desarrollando un mundo interior que ya no se ve tanto en pantalla grande.
Desgraciadamente menor en cuanto a capacidades técnicas y a fuerza de cámara, será un drama compasivo que nos hará descansar el alma. Si se llora no será delito.