No iba a ser mi última película del Festival de Cine de San Sebastián 2006, pero el cuerpo y el cerebro me han dicho basta, y no he sido capaz ni de terminar las dos horas.
La proyección era en vídeo, y los primeros 50 minutos se veía todo azulado, incluidas caras, y estaba con subtítulos en euskera, que podía degustar desde la segunda fila del cine.
En fin...la película. Bueno, no se trata de ninguna película, ni de ningún documental, sino de retazos visuales que juegan a documental, a parábola y a ensayos.
La idea del juicio al BM era interesante, pero Sissako no ha sabido dotarla de la gracia necesaria. A ello se puede deber la pobreza de medios o que los actores parecían ser no profesionales, pero lo que no se puede hacer es salpicar una película de continuos titulares de panfleto de ONG sin ton ni son, sin ritmo, sin narrativa, sin...cine.
Mal, mal, mal. Insufrible.