Cuando a uno le sueltan una película que no miente, que directamente te dice que es por y para el entretenimiento comercial, pero sin olvidar hacer una película serie y voluntariamente atada a cierto rigor de guión y personaje, cuando a uno le piden que atienda a una película en la que hay un personaje tremendo, protagonista como ninguno llevando todo el peso de la trama y que ese personaje es Rostros Denzel Washington (Asalto al tren Pelham 123, American gangster, Déjà vu o El libro de Eli), uno no puede más que sentarse a esperar el comienzo y ver la película con confianza.
La confianza de que el director Robert Zemeckis, uno de los grandes (Forrest Gump o Náufrago), que aunque lleve fuera del circuito casi una década tan sólo ofreciendo films de animación puntera (Polar Express, Beowulf o Cuento de Navidad), es un realizador capaz de hacer cine de garantía, con el señor gran industria pero con rigor, donde poder meterte en historias de dramazo de personaje en viaje interior.
De vez en cuando hacen falta este tipo de coaliciones actor/director, en las que todos ganemos, los necesitados de referencias de películas no sencillas pero tampoco complicadas, los señores que reparten premios y necesitan saber a quién, los que quieren elegir un valor seguro en el DVD expendedor y los que cuando pagan un señor pastón por la butaca no quieren mierda pura y dura. En ese lugar está este film, un equilibrio perfecto que aplicarse de vez en cuando.