Es grato acercarse a películas casi desconocidas y sin difusión que encuentran su lugar en el boca a boca y el misterio de quienes a veces no usamos el canal más sencillo para disfrutar del cine. Entre esquelas quedó remarcada en su momento por el marcador posible del futuro. Finalmente llegó a mis manos bajo la mirada complaciente de la oportunidad brindada.
Aunque el agobio fotográfico no me ha costado, sí que de primeras el nivel técnico es importante, se nota, pero las garras de un guión drama total se ciernen sobre el respeto y dejan caer sus minutos con aplomo, construyendo un sinsentido real y firme como siempre sucede en las historias trágicas. El film tiene un cuidado universal de los personajes, juega con sutileza y cariño con el trascurso del tiempo y por encima de todo, demuestra entereza para no forzar las reacciones y los lloros, que casi no hay. Es en una palabra un ejercicio de introspección de agradecer.
Me ha gustado su actriz principal, Marisol Membrillo. Es sin duda el alma de un metraje que la necesita transmitiendo esa dualidad entre el bien y el mal, entre lo concreto y la libertad eterna. En ese trabajo de muestra vence y deja al espectador mejor situado para el final, esperado, consumido, alegre en su vertiente más poética. Acércate a este film.