En España, más allá de vacas sagradas y cine de autor que, en algunos casos subsiste más por el entusiasmo de quienes se empeñan en encontrar, y en otros casos son obras sin continuidad, lo que mejor está funcionando en los últimos años es el cine de género. Directores jóvenes y no tan jóvenes están poniendo encima de la mesa películas muy interesantes, principalmente, en materia de cine de terror, de cine policiaco y, en menor medida, de cine de ciencia ficción.
Por lo que respecta al cine policiaco, dejando ya a años luz esa gran película que dirigió José Luis Garci, protagonizada por Alfredo Landa, que era El Crack; hace una década apareció Enrique Urbizu con La caja 507 para demostrarnos que se puede hacer cine de género a lo Hollywood con temáticas españolas, sin que quede forzado ni el argumento ni el propi espectador. El propio Urbizu repitió con No habra paz para los malvados. Sánchez Cabezudo sorprendió muy gratamente con La noche de los girasoles y, recientemente, con su serie Crematorio. Y permítaseme incluir ahí a Celda 211, de Daniel Monzón.
En esta línea es donde hay que analizar este Grupo 7 de Alberto Rodríguez, un director considerado interesante pero que a mí, personalmente, no me ha terminado de atrapar. Además de su corto Bancos, tuve la ocasión de descubrirlos en su ópera prima compartida, El factor Pilgrim, una película muy refrescante y que entusiasmó al Jurado Joven del Zinemaldi del 2000. El traje, ya en solitario, era una película buena en intenciones pero sin la solidez necesaria. Con 7 vírgenes pendiente y el éxito de público y crítica de After, se nos presenta con su primera película de género.
Encabeza el reparto Mario Casas, que de esto de ser poli ya sabe algo tras Los hombres de Paco y que se trata del actor joven de moda. Lo hemos visto crecer de la televisión al cine con películas como Mentiras y gordas, Fuga de cerebros o Tres metros sobre el cielo.
Junto a él, Antonio De La Torre, una presencia animal que ya brilló con luz propia en Balada triste de trompeta o Gordos.
Tengo especial interés por cómo se desenvuelve Alberto Rodríguez rodando cine de género policiaco y si esta película puede o no resultar forzada por al final estar intentando comulgar con materia americana en un envoltorio español. Con todo, me espero una película con ritmo y con una gran química entre los actores protagonistas.