Esta bien llevar a un personaje, es más una leyenda como Casanova, hacia lugares inciertos de comedia de ingenio y trampa timadora, pero no hasta ciertos límites que se pierden en la execesiva intención de agradar a la propia comedia en sí, casi parodia.
La película, hasta el momento del baile de carnaval resulta hasta entretenida, pero a partir de ese momento hasta grosero para con una mesa y un hombre sentado gimiendo, la trama se embarulla tanto que tiene que presentar a ciertos personajes como el del inquisidor, en una patética interpretación llena de exageraciones impropias de seres hasta ese momento medianamente inteligentes.
Recorrer tanto terreno para acabar con un batiburrillo de personajes entrelazados por la mentira de guión es rizar el rizo y caer en lo sencillo. Sería más justo haber comenzado así desde un incio.