Esta cinta que consta de una serie de desmanes por parte, no tanto de la industria, sino de las distribuidoras, se hace un hueco sin miedo pero con pocas salas, para mostrar un producto muy galardonado en el mundo festivalero gay.
Cine homosexual, y por tanto cine como cualquier otro cine, muestra sin pudor pero sin explícita imagen, el mismo vacío de un símbolo sexual que se enfrenta a la realidad de una vida sin amor.
Procedente de una serie de relatos cortos de Matthew Rettenmund, no creo que logre llegar a demasiado nivel de drama, puede que los toques de curiosidad sean hasta atrayentes, pero el resultado final puede estar lejos del realismo necesario.