Con esa mirada tierna y algo estúpida del humor francés, la película es tremendamente descarada por encima de lo exagerado de las producciones americanas en busca de gags. Se habla mucho y a veces bien, con lógicas de la época, risas que merecen ser tenidas y algunos comentarios como ideas que sorprenden por su originalidad.
Estoy convencido de su poca relevancia pero en el diseño de cine de entretenimiento, teniéndola en cuenta como una locura más, a mí me ha llegado aunque pesada a pequeños ratos, como un pequeño e insolente estímulo. Ha conseguido hacerme reir en algunos momentos y con esto, con esa risa sincera hasta se puede competir con un lugar en las salas. Podría haber sido mucho peor, pero aunque cueste creerlo, en el guión hasta se han pensado las cosas.