Cinco personas nada más viendo está película, y entre ellas, además de dos incansables precríticos, se encontraba nada más y nada menos que la, ya mítica, Beoña del Teso, que, como no, llegó tarde. Hay que decir que esta señora fue precrítica antes que nosotros, pues, haciendo caso a las malas lenguas, escribía algunas críticas sin ver la película.
Y dejando este momento anécdota, entremos en la película. No es necesario decir, para aquellos que ya la han visto, que esta película tiene una gran cantidad de contras, y enumeraré algunos de los más importantes, y también diré por qué yo no le doy excesiva importancia.
1: El guión, como era de esperar, es insostenible. Tanto en la historia como en los diálogos. Estos diálogos son a veces irrisorios. Pero, desde luego, da toda la sensación de que esa estupidez en las conversaciones está potenciada, y pretende ser así. No sé si me he reído con la película o de la película. En cuanto a la historia, era tan disparatada e inconexa que me ha entretenido. Había saltos en la narración que chirriaban todo lo que se puede chirriar. Y cosas que no tenían mucho sentido. Imaginación si diría yo que había, pero ojalá estuviera un poco canalizada. El asunto Reficul... es tan tan cutre... en fin.
2: Los actores... que voy a decir si está Guillermo Montesinos. Naschy me ha gustado y los demás me han servido para reírme de una manera u otra. Vuelvo a lo mismo.
3: La dirección abusa de las transiciones “espectaculares”, que por otro lado son curiosas. Era una dirección exagerada (no olvidemos la bala). Pero de perlas para esta película.
4: La denuncia social era bastante floja, pero tampoco es que importe mucho en esta película.
En definitiva, una mala película. Bastante mala. Pero que provoca en mí el efecto “Ed Wood” y que tomada con humor me puede resultar más interesante que otras. Eso sí, no nos equivoquemos, esto no es Kill Bill. Aquí no se aprecia ningún talento especial. Lo que si desborda por todos lados es mucho sarcasmo y sobre todo, mucho descaro.