Crítica de la película Irina P. por Iñaki Ortiz

Nos llega una coproducción en la que intervienen unos cuantos países, entre ellos, los que serían posiblemente los tres con industria cinematográfica más importante de Europa, hablo de Francia, Reino Unido y Alemania. Las coproducciones tiene muchas cosas buenas, en ellas hay más dinero y no se reduce a un solo pagador que puede hundir la película con sus exigencias comerciales. Además, el cruce cultural dentro del equipo siempre es positivo.

En este caso, la película se rueda en inglés. De hecho, su protagonista es de Londres, la rockera de pasado muy turbio, Marianne Faithfull. La hemos visto hace poco en Paris je t’aime y en María Antonieta. Ha hecho un poco de todo esta mujer, la hemos visto hasta en pestiños como De compras. Creo que sus experiencias le pueden hacer muy fácil ponerse en la piel de la protagonista, por lo que lejos de una interpretación sofisticada o carismática, lo que encontraremos será un trabajo sincero y muy creíble que será esencial para la película.

Siguiendo con la mixtura de culturas, encontramos al segundo actor, el yugoslavo Miki Manojlovic, a quien muchos conocerán por ser uno de los habituales de Kusturica, de hecho, le veremos de nuevo en la próxima: Promise me this.

El director es alemán, Sam Garbarski, así como la ambientación de la película. Es su segundo largometraje después de El tango de Rashevski, que realizó en Francia. No tiene demasiadas garantías pero creo que funcionará dentro de este proyecto de carácter tan festivalero. Tanto lo es que estuvo en la sección oficial de la pasada Berlinale, donde se llevó un premio menor.

Un ambiente bohemio, cuando bohemio significa algo que se encuentra entre lo sórdido y la libertad moral, algo así como un Almodóvar sin componente cañísexual. Una transformación tardía complicada. Seguramente será tan interesante como irregular, un tipo de cine que posiblemente no se quede en mi memoria largo tiempo pero que  servirá para entrar a formar parte de una experiencia heterogénea necesaria para todo cinéfilo. Me apetece.

Para los más arriesgados y amantes del cine festivalero.