ha llegado ya la nueva película de Pixar, esa productora dedicada más al avance tecnológico que a otras propuestas más en consonancia con lo cinematográfico. He de admitir que no soy fan de las películas de animación, ni en su versión 2D, ni en su versión 3D. Igualmente he de admitir que no soy un gran fan de esa nueva estrategia de marketing que propugna el género "PARA TODOS LOS PÚBLICOS". Es decir, grandes avances en animación que buscan atrapar a los mayores, un guión más cercano a los adultos a través de un formato para niños, venta de merchandising en McDonalds para niños. ¿Y todo esto para qué? Para que el adulto salga satisfecho tras su cruzada de llevar al niño al cine. ¿Y el niño? ¡Qué más dará si se entera de todo o no! ¡Ya no es el ususario final del producto animado!
El director, Brad Bird ("El gigante de hierro") no había vuelto a trabajar en ninguna película desde hace cinco años. El niño prodigio de la animación, alborotador director de "Los simpsons" que promete remover los cimientos de la animación.