Cuando uno mira la cartelera sin prestarle demasiada atención puede perderse títulos tan interesantes como el que nos ocupa. Ganadora del Mejor Largometraje Dramático Internacional en el Festival de Sundance, nominada a los Globos de Oro como mejor película extranjera y con una ristra de premios en festivales internacionales, esta cinta chilena de bajo presupuesto se ha ganado a critica y público por dónde ha pasado.
Es el segundo film de Sebastián Silva tras La vida me mata, escrita y dirigida por él. Silva nos narra la historia de una nana que lleva toda la vida sirviendo en la misma casa, hasta que algo desencadena un cambio en su frágil equilibrio. Puede ser que la primera intención del realizador no sea la crítica social, si no la de provocar sentimientos encontrados y plantearnos otro punto de vista, profundizando en el interior de los personajes. A ello por supuesto ayudarán unas interpretaciones sinceras, contundentes y emocionantes, de las que tenemos que destacar a su protagonista, Catalina Saavedra a quien pudimos ver en El baile de la victoria, que ha acumulado premios en muchos festivales entre los que destacan Cannes y Toronto.
Una pequeña historia que espero esté contada con inteligencia y una gran dosis de personalidad, con más insinuaciones que palabras, con un realismo palpable y unos personajes cercanos que levanten sentimientos encontrados, alejados de los clichés y que nos conduzcan a la reflexión.