Mis compañeros precríticos ya saben cómo me acerco a las películas y, sobre todo, a qué tipo de películas. Por eso a algunos de ellos quizás les sorprenda que manifieste interés por este título.
El caso es que alguien que se deja llevar tanto por la imagen, el icono, como yo, he sido ganado, en mi interés, por el marketing discreto de esta cinta independiente a partir de una imagen: Un chico de pelo mojado, de rostro a medio camino entre la adolescencia y la madurez pero con mirada de niño. Y, sobre todo, chupándose el dedo.
Sí, ya sé que todos sabemos que ese detalle infantil provoca la premisa argumental y que hasta el título de la película nos lo chiva. Pero no me ha llamado eso la atención y sí esa imagen escueta, directa, en primer plano, tan poderosa como pequeña.
A partir de ahí, todo son incógnitas, pero la fuerza con que han atraído mi atención me impulsa a otorgarles un margen de confianza. Veremos qué nos depara.