Como había vaticinado, la película más seria de este festival.
Comienzo directo y sin rodeos, situación surrealista que se vale de las pequeñas cotidianidades para hacernos sentir más intensamente el suspense. Por ejemplo, algo tan sencillo como “hay que disimular que en el coche huele a mierda” se convierte en un elemento de tensión, que deriva en un enfrentamiento familiar, ese padre gritándole a la hija que corra por el bosque. Como si quisieran revelar pequeños traumas de nuestra infancia.
La película contiene momentos estupendos, desde la operación de cuerdas vocales que no tiene desperdicio de principio a fin, hasta momentos como el policía tocándole el inmenso culo a la mujer del protagonista ante su presencia.
Rozando el absurdo pero sin desviarse de una línea sobria. El final es inmejorable y culminación imprescindible.
En mi opinión, la película más interesante de aquellas que he visto en este festival.