Quizá sea la mayor sorpresa de ésta Semana de terror de San Sebastián. Hubiera puesto la mano en el fuego porque Rob Zombie utilizaría como excusa el nombre y la historia del Halloween original para construir una de sus películas de vocabulario duro y violencia gratuita como ya hiciera en La casa de los 1000 cadáveres o en Los renegados del diablo. Sin embargo, mi nuevo amigo Rob, demuestra un profundo respeto por un personaje como Michael Myers, al que trata con enorme cariño y un lujo de detalles cinematográficos.
Lo bueno y lo malo de ésta película es que cuenta la misma historia que en el Halloween original. Es lo bueno porque así evitamos que se vaya por los infumables derroteros de parte del cine de terror actual y es lo malo porque, por desgracia, nos sabemos la historia de memoria. Si nos concentramos en la historia que se nos cuenta, la película puede resultarnos infumable. Pero si degustamos cómo se nos cuenta y observamos la forma tan detallista con la que está desarrollada éste Halloween, nos daremos cuenta de que resulta bastante mejor que muchas otras películas similares como las anteriores del propio Rob o mi odiada La matanza de Texas: el origen.
Por un lado, la película está muy bien rodada. Rob Zombie se crece infinitamente y no sólo rueda con solidez y solvencia, sino que además se permite hacer alardes como la secuencia en el que la cámara recorre un escenario del crimen congelado en el tiempo y sólo un joven Michael se gira para mirar a la cámara desde el coche de policía. Se agradece especialmente no abusar de la cámara desenfocada y en continua agitación. Aquí se utiliza con objetivos cinematográficos, no para ocultar la falta de habilidad del director. Ni que decir tiene que es una gozada la manera en la que incluye el tema principal de la banda sonora original de John Carpenter en momentos clave...
Me gusta además mucho que la película centre su primera parte en la historia de Myers. Esto no ocurre en la original pero es un cambio a mejor. Durante la primera media hora no descubrimos nada que no sepamos sobre los origenes de un sicópata. Pero Rob Zombie hace un esfuerzo por justificar la personalidad violencia que luego dará pie a todo el desarrollo de la película. Está muy bien que la película se pare a explicarnos, una vez más de forma ágil y solvente, el conjunto de factores internos y externos que hacen de Michael Myers un loco de atar.
Por respetuosa, por solvente, por detallista y porque me lo he pasado muy bien viéndola me lanzo a darle cuatro estrellas a ésta película.