Ayer no termina nunca es un título
que se me antoja de lo más adecuado para una Isabel Coixet de los más
desgarrada. Sin duda, la trama nos dice que no podemos andar muy
desencaminados, ya que se centrada en el reencuentro de un matrimonio separado
tras una trágica pérdida. Para quien no sepa mucho de esta realizadora
española, hay que decir que sus historias nunca son la alegría de la huerta, más bien
todo lo contrario.
Ojala estemos ante otro gran drama
como fue La vida secreta de las palabras, porque incluso Mi vida sin mí la veo anímicamente
más positiva de lo que nos espera ante su nuevo trabajo. Debo prevenir que el
poder que tiene Coixet para contagiarme
de su amargo romanticismo es abrumador, por lo que su influjo algunas veces me
impide ver sus errores. Pero ni siquiera ese poder me ayudo a poder digerir con
facilidad Mapa de los sonidos de Tokyo, cuya densidad espero no volver a sentir
en su cine.
La pareja protagonista son dos
actores patrios como la copa de un pino, Candela Peña y Javier Cámara, raro
para la Coixet, ya que siempre le ha gustado ser más internacional.
Si nunca has disfrutado de los
senderos por donde discurren sus tristes historias este quizá sea un drama que
cubra las expectativas para el que quiera que se le encoja el corazón. Para los
que ya conocemos su cine, solo nos queda la intriga de hasta dónde nos hará
sobrecogernos esta vez.