La malísima elección de una hipergesticulante protagonista, no estropea un guión estúpido y sin madera, que se consume en sí mismo y sólo deja espacio para algún que otro aspaviento de gracia exagerada.
La poco creíble situación, la candidez de sus personajes y pijismo de sus acciones y motivaciones se empaña ante un público que se cabrea muy rápidamente.
El trato inhumano que se da al fútbol, con si se tratara de títeres sin frente ni cerebro, es la última insolencia que se atraven a mostrar.