Se trata de la historia de un personaje real, bastante particular por cierto, que tuvo una gran importancia e influencia durante los años sesenta, cuando a priori no parecería que debiera tenerla. Está claro que había que hacer una película sobre él. Lo bueno es que quizá, por la particular historia que le toca, posiblemente podremos escapar de la esclavitud del biopic desviando un poco la estructura clásica.
La clave de este proyecto, como casi todos los que se basan en un personaje carismático famoso, es su actor protagonista, Don Cheadle. Un actor que puede con todo, que lo mismo te hace un papel serio en Hotel Rwanda que se pone a robar con clase en Ocean’s 13. Carisma no le faltará y desparpajo menos, podrá afrontar al personaje.
Otro actor interesante es el impronunciable Chiwetel Ejiofor, a quien hemos visto en Hijos de los hombres o Plan Oculto. Aunque mejor el veterano Martin Sheen, que tenía una imagen sensacional en Infiltrados.
Me voy a poner un poco Beiger ahora, y diré que me interesa de esta película que nos habla de una época y de ciertos movimientos, de los que el personaje protagonista sólo es un icono más. Claro que el problema es que, quizá, los 60 los conocemos demasiado bien.
La directora es la actriz Kasi Lemmons que no tiene muchos trabajos anteriores. Da un poco de miedo que tanto ella como uno de los guionistas tengan más experiencia en la interpretación que en la dirección y guión respectivamente.
El festival de San Sebastián ha decidido incluirla en su sección de Perlas, así que habrá que darle una oportunidad. Puede estar bien, y en el peor de los casos será entretenida.