Las navidades están siendo duras. Al menos cinematográficamente. No sé si será el fracaso de algunos de los últimos supuestos taquillazos como La brújula dorada, el anunciado fin del blockbuster como modelo de negocio, o la crisis económica mundial. El caso es que nos encontramos con una cartelera que tiene poco de navideña. Por supuesto, tenemos unos cuantos subproductos papanoelescos por ahí, pero poco más.
Pero si sorprende la falta de apuestas navideñas por parte de productores hollywoodienses, todavía sorprende más que apuesten por Jim "miles de gestos sobreactuados por segundo" Carrey. Es más, sorprende que el propio Jim Carrey apueste por seguir en esa dirección. Y es que el cambio de registro que vimos en Olvídate de mí, parecía toda una declaración de intenciones profesionales. No ha sido así. Quizá Carrey no haya conseguido más papeles de ese tipo o esté más interesado en hacer caja que en otra cosa.. no lo sé.
Sea como fuere, aquí tenemos otra comedia con gags de baja calidad y un Jim Carrey insoportable. Si ésta precrítica te está ofendiendo porque eres un gran fan de Mentiroso compulsivo, ésta es tu película. En caso contrario: huir como de la peste.