Crítica de la película Nausicaä del valle del viento por Hypnos

Empezaré no por el principio, sino por el final. La historia de esta precrítica nace con esa ilusión con la que nacen los encuentros, esa energía con la que se alimentan las ideas, esa especie de éter del que se contagian las empresas cuando comienzan y se creen únicas e irrepetibles.

Este párrafo tendría que ser el comienzo si hablamos en tono de un manga japonés. Si, en cambio, quisiésemos ir al grano, todo comenzaría con una copa en el Mary, en una de esas cenas primigenias precríticas en la que se propuso un fin de semana ininterrumpido de cine.

Así nacieron lo que llamamos findes precríticos, y ahí nació la historia de esta precrítica, ya que Obi Wan, dentro de su primer pack, llevó esta película. Claro que un fin de semana ininterrumpido de cine es tan buena idea como nefasta práctica somnífera, y como el cuerpo y la mente tienen esa insana manía de descansar, a la hora que esta película se proyectó (si mal no recuerdo, 7 de la mañana del domingo), mi carne vieja me traicionó y me la salté por dedicarme a cosas tan poco honorables como dormir.

De ahí, querido lector (si es que queda alguno), que sólo leerás mi precrítica si quieres profundizar en esta película.

Una vez contada la historia de esta precrítica, queda por aclarar la historia de esta película que, realizada en 1984, se estrena en España 26 años después.

La película está basada en un manga homónimo escrito por Hayao Miyazaki, algo así como el gran gurú de la animación japonesa (vaya por delante, y esto lo sabrá nuestro habituado lector, que no soy el más indicado en la materia). La adaptación la realizó el propio Miyazaki, convirtiéndose en su primer trabajo para los estudios Ghibli.

El film fue estrenado en una primera versión con el título Los guerreros del viento, de la que reniega el propio Miyazaki, que sugirió a sus fans que olvidara su existencia. La película estaba mutilada en aproximadamente treinta minutos. Tan sangrante fue el tema que, cuando los Weinstein quisieron estrenar La princesa Mononoke en EEUU, recibieron un paquete de Japón. Dentro del paquete se encontraba una reluciente katana con una nota sobre el filo: "Sin cortes".

El segundo renacimiento de la película se debe a los esfuerzos de la Disney tras la compra de las películas del Studio Ghibli de dar la distribución que se merecía. Y aquí termina el misterio de este estreno tardío, más reestreno que otra cosa.

La película, como todo buen manga del género, supone la traslación a un mundo en el que nada sucede sin un trasfondo filosófico. Vamos, igualito que en Perdidos.

Nos vemos en el cine.