Crítica de la película Prince of Persia: las arenas del tiempo por William Munny

La vuelta de la aventura, de la manera en que en estos tiempos es posible disfrutarla, haciendo mención por ejemplo de La momia, Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal o Las crónicas de Riddick, con ese retoque comercial, con ese regusto cómico y con ese trepidante poder de creación digital, pero algo es algo.

Disney trata de recuperar la leyenda con el príncipe de Persia, un personaje que no parece caer mal a nadie y con el condicionante de la arena que siempre cae bien en pantalla con espadas curvas. En esta ocasión se podría decir que lo han dado todo para triunfar. Yo creo que tanto el actor principal, guste o no hasta hoy un triunfador, Jake Gyllenhaal (Brokeback Mountain o Hermanos), tanto la elección del director, el seguro Mike Newell con películas como Cuatro bodas y un funeral, Donnie Brasco o Harry Potter y el cáliz de fuego por ejemplo, como con la historia y su forma de lanzarla hacia un público joven preferentemente pero de todas las edades a la hora de simplemente dejarse llevar ante las imágenes de vértigo (recogiendo el sector de incondicionales de cine potente comercial de Avatar), es un acierto en general.

Que probablemente habrá de disculparle algún que otro diálogo tontorrón y demasiado meloso de la pareja protagonista, sí, que en los parones se notará la falta de personajes profundos en general, también, que la acción tendrá más presencia que el doble fondo, pues por supuesto, pero yo no quiero pedir más. Creo que cuatro estrellas es esto dentro del cine más superfluo y comercial, creo que su objetivo es entretener y asombrar y lo va a conseguir, recordándonos el lado de provocar sueños del cine y esto una gran superproducción lo consigue. Y si hiciera falta alguna excusa, con dejarse llevar al menos un par de veces al año pues ya es suficiente, porque con Piratas del Caribe lo hacemos.

PD: Igual lo que me puede es la melancolía, las aventuras han muerto y lo sé de sobra.