Yo creo que es el calificativo que mejor define a Death Kappa: disparate auténtico. Una de esas películas que me hubiera dejado totalmente picueto hace diez años y que, a día de hoy y aunque ya estemos de vuelta de todo, todavía consigue bloquearme un poco. Sorprende ver el daño que está haciendo la crísis y cómo Tomo´o Haraguchi ha ido descendiendo en la calidad de lo que hace. Tengo que volver a ver Bakko Yokaiden: Kibakichi, pero la recuerdo como una película mucho más entera.
En el caso de Death Kappa, estamos ante un homenaje menos fingido de lo que le gustaría al director - que es probable que no haya encontrado dinero para hacer otro proyecto más atractivo - a las películas de serie B japonesas de monstruos gigantes y colegialas de falda corta. Es más: la primera mitad es un homenaje a las faldas cortas, y la segunda mitad uno a los monstruos gigantes, porque es como si fueran dos películas distintas. Tal es así la cosa, que las escenas de diálogo parecen un pegamento poco sustancioso para las escenas de acción godzilescas o... ¿para los videoclips rosa chicle?
En fin, todo un disparate que no tendría sentido fuera de la Semana de cine fantástico y de terror de San Sebastián. Una sesión divertidísima que ya comenzó con el propio Tomo´o arrodillándose ante el público y afirmando de su propia película: "es espantosa".
Donde habla director, que calle espectador...