Rian Johnson presenta en el festival de San Sebastián su segunda película, después de haber cosechado un considerable éxito, al menos en el circuito de cine independiente, con su ópera prima Brick.
Seguramente gracias a ese éxito, algunos de los actores más reconocidos del momento han decidido participar en su película. Adrien Brody, quien con su Oscar debajo del brazo se permite trabajar con directores de la talla de Wes Anderson (Viaje a Darjeeling) o M. Night Shyamalan (El bosque). Un actor que suele moverse en proyectos interesantes. Rachel Weisz, que también tiene un Oscar, por El jardinero fiel, alterna en una carrera irregular, títulos comerciales con películas interesantísimas como La fuente de la vida. Uno de los mejores actores del momento, Mark Ruffalo, será una de las grandes bazas de la película. Le vimos lucirse en Zodiac. Para rematar el reparto, una promesa venida del Japón, la joven Rinko Kikuchi, que se dio a conocer gracias a Babel.
Este reparto, además de ser un lujo ya por si mismo, es un indicio clarísimo de la calidad del film. Habalamos de actores comprometidos con la calidad, que coincidiendo todos ellos, y no siendo este un proyecto de demasiados dóllares, no deja demasiado lugar a dudas: su interés es en favor de la calidad.
Creo que es un buen momento para conectar con Johnson, para quien no lo haya hecho ya o de continuar con la filmografía de este prometedor director para quien ya lo conozca. Atención el público menos arriesgado del Zinemaldi, el festival la coloca como clausura, lo que quiere decir que se trata de un trabajo bien digerible para los estómagos menos atrevidos. Una película entretenida que promete ritmo y mezcla de géneros para ofrecer un producto nuevo sobre unas bases muy clásicas.
Para todos los públicos.