La verdad es que la sensación que me ha ofrecido este film es una cierta pérdida de tiempo, a pesar de respetarla tal y como está concebida, lo cierto es que me resulta sosa incluso en el divertimento, que por otro lado disfrutas de una manera lacónica y simbólica.
La desfachatez de algunos momentos, miradas a cámara para exculpar pecados, familia hospitalizada, tremebundas orgías de idiotez en dosis enanas faltando veinte minutos, dan la sensación de vacía intención y guión rebuscado para hacer eso, sin más, otro alegato más del final feliz, pero ahora del modernismo, eso sí, con la ingenua victoria sexual de una mujer dirigida por otra.