La diferencia de calidad con respecto a
sus predecesoras es notable. Los vengadores es una película
digna, que no insulta al espectador, y que sabe mantener el ritmo
durante sus más de dos horas sin caer en el aburrimiento. Es, además, divertida a ratos, con algunos
chistes sorprendentes, alguno quizá algo fuera de tono. Sin tomarse
en serio a sí misma, sí sabe ser respetuosa con su producto y con el
espectador. Intérpretes bastante a medida de los personajes, con
especial mención a la profundidad de Mark Ruffalo y al
desparpajo de Robert Downey Jr. Además cuenta con unos efectos especiales excelentes que propician un espectáculo visual muy disfrutable. En definitiva, Joss Whedon consigue cumplir todos los mínimos exigibles para conseguir un
producto de calidad. Para mí es suficiente.
Eso sí, recalco que hablo de "mínimos"
y de "suficiente". Un subrayado que no me molestaría en hacer si
no fuera porque esta película está recibiendo loas muy por encima
de su valor. En parte, quizá, porque desgraciadamente, no estamos
acostumbrados a que este tipo de cine cumpla con los mínimos
exigibles.
Pero más allá de eso, no hay nada
destacable. La dirección es correcta (cosa que no podía decir, por
ejemplo, de Los juegos del hambre), pero nada más. Apenas hay
alma, ninguna emoción: ni un mínimo de suspense, ni gloria, ni
dolor. A nivel emocional se puede decir que es absolutamente plana.
Podemos verlo con un ejemplo: argumentalmente se plantea el conflicto
en la escena de enfrentamiento entre la viuda negra y ojo de halcón;
sin embargo, cuando llega, resulta tediosamente fría. Tampoco ayuda la insultante
invulnerabilidad de muchos de los personajes. Esta bien que sea un
producto lúdico, pero las buenas películas de acción/aventuras
saben levantar al público. Los vengadores no levanta ni el dedo
meñique.
Eso sí, divierte, y es una buena
manera de pasar un rato divertido, aunque olvidemos pronto una
película sin apenas un momento memorable.