Crítica de la película Primer por Iñaki Ortiz

Documental de ciencia ficción


5/5
16/06/2005

Crítica de Primer
por Iñaki Ortiz



Carátula de la película Se lleva mucho, sobre todo en círculos independientes, buscar que el espectador no comprenda la película (al menos en su primer visionado), una tendencia casi contraria a la clásica que supone que el espectador debe salir de la sala habiéndose enterado de lo que ha visto.

Dentro de este conjunto hay dos tipos de películas. Unas es difícil cogerles el sentido por una sencilla razón: no lo tienen. Véase “Spider Forest” o algunas películas de David Lynch. Este grupo me pone simplemente de mal humor, porque me hacen perder el tiempo desgañitando mis neuronas sobre algo que nadie se ha molestado a pensar.

En el otro grupo están las películas más crípticas, que son muy complejas o que no te dan toda la información, esperando que al menos en varios visionados seas capaz de reconstruirla. Véase “2001”, “Donnie Darko” o “Primer”. Estas me gustan. Son un desafío intelectual y tienen ese regusto cinematográfico del enigma que las envuelve en un halo de misterio.

Pero “Primer” no es sólo eso.

Primer es un brillante ejemplo de cómo hacer creíble la ciencia ficción. Se podría decir que es casi un documental ficticio sobre viajes en el tiempo, o mejor dicho, sobre hallazgos tecnológicos. Toda la primera parte es tremendamente realista, cada palabra, cada situación, que te va llevando poco a poco, sin sobresaltos, y sin un ápice de presupuesto, a una trama fantástica. La forma en la que se evitan denominaciones como “máquina del tiempo” es brillante. Parece que todo pudiera suceder mañana, en un pequeño garaje, como hace unas décadas avanzaba la informática.

Y sin perder el ritmo documental aparecemos de lleno en ese complicado juego de paradojas que parece casi una rutina. Las escenas explicativas se saltan porque ya las hemos visto en otras películas. Y, ya hacia el final, (confieso haberme perdido en los últimos veinte minutos), las paradojas más complejas hacen su acto de aparición provocando el esperado caos.

Al final, parece que el matemático no nos ha mostrado nada de matemática como sugerían algunas voces (como la indeseable del Teso, que seguro se ha perdido en los primeros diez minutos). Más bien física. En todo caso, hay que decir que nos ha mostrado una originalidad patente a lo largo de toda la película, y sorprendentemente, una dirección más que a la altura del resto. Ya desde el primer plano de cuadritos de luz que pasan a ser las ventanas del garaje. Esas escenas de montaje discontinuo y a veces desordenado que resultan muy oportunas, y sin abusar. Y sobre todo ese tono de realismo.

En los últimos días he visto dos películas de aspecto realista: “Nadie sabe” y “Primer”, la gran diferencia es que la primera trata hechos reales, sociales. La segunda trata de unos tipos que inventan una máquina del tiempo y viajan todos los días al pasado para ganar dinero. Y he de decir que esta me ha parecido más realista y, sobre todo, más coherente.

Por último, observar la precariedad absoluta del rodaje (y confirmarlo en los créditos, donde se indica que la bombona de oxígeno era presatada), viendo los resultados es para aplaudir y no parar. Para no quejarse nunca más de los pocos medios que uno tiene.

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