No estoy demasiado de acuerdo con algunos de los puntos que señala Beiger en su precrítica de Rachel getting married -a pesar de que la nota final tampoco difiere demasiado. Además, no podré ver este nuevo trabajo de Jonathan Demme durante el inminente Festival de San Sebastián pero, aún así, intentaré cazarlo por alguna otra vía.
Mis discrepancias con Beiger no están en su percepción general sobre la trayectoria de Demme que, evidentemente, viene siguiendo una línea un tanto floja en los últimos años. El silencio de los corderos queda ya algo lejos. Eso sí, Philadelphia no me entusiasma. Donde Demme sigue demostrando que es todo un animal de la imagen, un tipo que lleva el lenguaje audiovisual en la sangre, es en sus trabajos musicales de la mano de gente como Neil Young.
Ahora nos viene con una película que, efectivamente, puede tener una apariencia entre intrascendente y ligera. Sí, sin artificios. ¿O no tanto? En donde ya ha podido verse más de uno ha señalado el carácter "europeo" de esta película. Una apuesta estilística nada habitual si repasamos la trayectoria de Demme, con lo cual ese estilo desnudo más propio de lo que algunos vaga y torpemente llaman "cine europeo", en sus manos puede ser algo más alevoso, desarrollado, muy buscado.
Seguramente ésta sea la película Dogma de Jonathan Demme. Se va a acercar a esa desnudez que nada tiene de natural y sí mucho muchísimo de exhibicionista. Cámara nerviosa, personajes que se regodearán en la tirantez de sus discusiones, brillantez en el libreto y suciedad en la textura visual.
Para que todo esto funcione no sólo el guión es importante, también lo serán sus actores y, sobre todo, su figura protagonista: Anne Hathaway no ha transmitido excesivas garantías hasta la fecha pero Demme la ha fichado para otorgarle un personaje muy alejado de lo que le hemos visto generalmente. Y puede ser el gran acierto. Hathaway será aquí una suerte de Kate Moss abandonada sin su armario en plena campiña, una estrella yonqui de brillo quejumbroso nadando en un río que no conoce, una gacela herida en un jardín cerrado. No creais que sé muy bien lo que quiero decir con todo esto, pero luce y orienta. Cuanto menos.
El caso es que veremos a Anne Hathaway en un rol que podría muy bien interpretar alguien como Sienna Miller (que lo hizo muy muy bien en Interview, en otra clave y otro registro), pero aquí me interesa más ver en tal tesitura a alguien teóricamente más alejado de ese perfil. Y creo que puede resultar.
Rachel getting married no va a ser un peliculón. Distará. Pero va a ser uno de esos soplos refrescantes que de tanto en cuanto uno agradece en el ambiente cerrado y viciado de las salas de cine. Cada vez cuesta más encontrarlos.