Diario de un escándalo es la película que ha permitido a Cate Blanchett y Judi Dench estar, una vez más, sentaditas en el Kodak Theatre como aspirantes al Óscar. Son dos actrices a las que les podrían dar el premio año así, año también, y nadie se quejaría. De lo mejorcito, de largo, del panorama actual.
La Dench es una señora de la interpretación, andar presentándola ahora sería una pérdida de tiempo. Algo parecido ocurre con Cate Blanchett, un prodigio de actriz que quizás hemos empezado a disfrutar más tarde. Las escenas que compartía con Brad Pitt en Babel eran toda una lección. Y podríamos buscar más ejemplos. Habrá pocas mujeres a su nivel en la gran pantalla.
Pero si hemos de hacer caso a los Óscar, Diario de un escándalo no sólo promete una master class de interpretación. Su nominación al mejor guión adaptado puede darnos la esperanza de encontrar algo más, una historia bien llevada, bien trenzada, que seguramente avanzará despacio pero con paso bien firme. Es la gran esperanza ante una película que tiene, no lo neguemos, un pequeño -pero considerable- interrogante: ¿Por qué una película con cuatro nominaciones a los Óscar está teniendo tantas dificultades de distribución a nivel internacional? Y más con el componente de polémica que la cinta tuvo en su país de producción...
Es una duda muy pesada pero, aún así, aferrémonos a Judi Dench y a Cate Blanchett; caviar puro.