Con un guión muy flojo ya de partida, Hitschbiegel intenta aportar la tranquilidad de ritmo necesaria para cargar las tintas en una atmósfera angustiosa, de paulatina deblace. Los agujeros gravísimos del guión son como un campo de minas y le dificultan la misión, hasta el extremo, y además, mientras con unas secuencias acierta, en otras resbala. El resultado, un tanto frío y desde luego poco comercial, seguramente incitó a Joel Silver a contratar a los Wachowski y compañía para añadir fuegos de artificio aquí y allá y, sobre todo, convertir el tramo final de la película en un simple "Nicole Kidman escapa y vuelve a escapar y vuelve a escapar", para luego resolver el tema de la invasión con un par de escenitas de telediario.
Ya está. Así, de manera tan sencilla, hemos resumido los problemas principales de una película que ha acabado cosida a retales, sin personalidad propia, sin espíritu, sin poso, sin saber realmente lo que es; si una de terror psicológico, si una de invasiones extraterrestres, si una de simple acción, si... nada. No sabe lo que es, simplemente.
Los actores, bueno, hacen lo que pueden. Daniel Craig apenas tiene personaje, y aquello para lo que estaba destinado en el guión acaba en una sinsorga secuencia que no aporta nada. Y Nicole pone esas caras que tan bien sabe poner para este tipo de films. Y ya. Pero qué bien lo hace.
La película, justo allí donde Hirschbiegel seguramente más mano pudo meter, nos regala al menos varias secuencias que, por momentos, capturan nuestro interés. La visita del extraño a casa de Nicole, como ya señalaba mi compañero Sherlock, o el "soñador" cuyo rostro en plena mutación descubren los protagonistas y que tras atacar huye arrastrándose por el suelo, como un reptil, o la escena del metro: "Se les puede engañar"...
Son escenas que sirven para demostrar que se podría haber hecho algo mejor, y no un simple cosido de piezas tan diferentes, unas interesantes, otras tan desastrosas. Para darnos cuenta que la ya legendaria invasión de los ultracuerpos era material para una muy buena película de género. Ahora tendremos que esperar a la próxima generación para tener esa buena película.
Por cierto... ¡qué daño le han hecho al cine los virus, las bacterias y todo ese rollo vírico-apocalíptico! Una vez vale. Dos. Tres... pero más ya no, por favor. Qué bien nos iba cuando las invasiones eran invasiones, los marcianos, marcianos, y los zombies, simples muertos vivientes. Ahora todo es culpa de virus, contagios y demás parafernalia científico-bacteorológica. Dentro de nada hasta nos explicarán que los vampiros tienen otro tipo de glóbulos en la sangre que hace que patatín patatán... ¡Basta ya!