Dinamarca no es sólo Lars Von Trier. Hay toda una nueva generación de directores con muchas ganas de hacer cine y sobre todo, con muchas ganas de hacer cosas nuevas. Thomas Vinterberg, Christoffer Boe, Per Fly, Simon Staho… y también Susanne Bier. Se dio a conocer ampliamente apuntándose a la moda Dogma con Corazones abiertos. Después dejó de seguir esas rígidas normas al pie de la letra, aunque guardó la estética y el tono con Brothers, de la que Jim Sheridan prepara un remake con guión de David Benioff nada menos. Lo último que vimos de ella fue Después de la boda, que estuvo nominada al Oscar como película de habla no inglesa. Ahora pega el salto a EEUU.
Seguramente se la puede tachar de moverse según la corriente. Si el Dogma está de moda, allá va. Si ya no interesa tanto, se deja de usar. En cuanto puede escapar de su país, se lanza a un proyecto que no tiene por qué cuajar mucho con su cine. Si esto sirve para que se hagan buenas películas no me parece mal, quizá no tenga el delirio creador purista de Lars Von Trier (para bien y para mal) pero su cine puede resultar interesante.
Entre las cosas que deja atrás con este salto al cine americano se encuentra su habitual guionista, Anders Thomas Jensen, uno de los más respetados en su país (más allá de las trifulcas que parecen habituales por allá). Lo cambia por un guionista novel, con muchos proyectos, eso sí, Allan Loeb. Seguramente el punto más inquietante.
Esta vez la directora ha decidido que en lugar de actores va a utilizar estrellas. Tenemos a la sobrevaloradísima Halle Berry, que desde que dejó las películas de Eddie Murphy y ganó el Oscar con Monsters Ball nos la tenemos que tragar en todos lados. A pesar de que siga haciendo peliculones como Catwoman, por alguna extraña razón seguimos teniéndola ahí. Quizá pueda conseguir algo aceptable. De quien no me fió en absoluto es del agente Mulder, quiero decir, de David Duchovny cuya trayectoria cinematográfica es casi paranormal. Lo último: Ellas y ellos. Esperamos la próxima secuela de Expediente X. Hasta entonces creo que este actor no tiene demasiado que ofrecer.
Al menos tenemos a una bestia de la interpretación como es Benicio del Toro. Le hemos visto en Sin City o en 21 gramos, siempre impecable.
Será una película seria, hecha con gusto y un buen drama para quien guste de este cine duro donde el dolor interior de los personajes es el motor de la historia. Yo le daré una oportunidad. Aunque no las tengo todas conmigo.