Sin más ni más, pero Francia produce películas interesantes y/o hasta medianamente muy decentes incluso en sus producciones menores, con un nivel de infraestructura y presupuesto más que digno para poder sacar adelante films de caché y público animoso y animado.
La película que presento no tiene demasiado de especial, drama político, propuesta de disección del poder, sin ahondar demasiado como para abrumar, tratando de demostrar los vericuetos que existen en los gobiernos occidentales y por tanto y por ello absolutamente abstraídos por la presiones adyacentes.
En una cartelera que únicamente nos ofrece la novedad de Isabel Coixet como alternativa potente y clarificadora si no queremos adentrarnos en el terror de inventiva con garra y buena fama de Emergo, el cine que no falla es el cine calmo, formal pero europeo que al menos hará que el precio de la entrada duela, pero no tanto.