La sección nuevos directores del
festival de San Sebastián siempre es una incógnita, pues, como es
natural, poco se sabe de ellos. Mami Sunada ha sido la
asistente de uno de los más importantes directores japoneses,
Hirokazu Koreeda, quien también estará en San Sebastián y con dos
trabajos nada menos. Algo habrá aprendido, pero realmente no es esta
una película que necesite una gran capacidad técnica o un derroche
de talento visual. Es sobre todo una cuestión de entereza.
La directora ha rodado a su padre en
sus últimos días, por una fase terminal de cáncer. La idea ya es
bastante atrevida, pero es que además, según parece, Sunada ha
huído de cualquier atisbo de sentimentalismo. Creo que sólo una
japonesa podría ser capaz de realizar un documental como este. Un
trabajo que por su planteamiento es interesante, y que puede ser la
obra más sincera de las que veamos en este festival.