Los creadores de Perdona bonita pero Lucas me quería a mí, nunca se lo perdonaré, y la cercana Los años desnudos: Clasificada S, vuelven ahora con un drama, pero ojo, pero como solo ellos con esa personlidad tan personal saben hacer. Su cine distinto, rápido, con ritmo, pero poco creíble y hasta muy exagerado, pero llevado al extremo de la alegría del drama, esa en la que te acaba por reir de los personajes y no por el patetismo imprimido por los directore, sino por poco reales.
No creo que me equivoque con una película que tratará de ahondar pero de un modo demasiado llevado al extremo. Los planteamientos del film deberían de estar llenos de matices y no de tanta pintada manera de provocar cosas nuevas en pantalla. Tiene su público, pero yo no estoy entre ellos.
Alberto San Juan (La verguenza), Antonio de la Torre (Gordos) o Candela Peña (Princesas) no van a ser el problema, precisamente ellos mantendrán el tipo y gracias a ello aguantaremos mejor el trago. Lo malo es el toque a ganas de hacer cine independiente de andar por casa que siempre muestran estos dos directores, pero sin siquiera llegar a nada. Y en esta ocasión el patetismo, por mucho que se quiera dramatizar, no tendrá éxito, y así ni siquiera brillarán Celso Bugalo (La noche de los girasoles) y Geraldine Chaplin (El hombre lobo), a los que les entran bien todos los trajes. Para hacer este tipo de cine tienes que creértelo y no solamente tratar de llamar la atención.