Siempre apetece un trabajo de Clint Eastwood, un director que ofrece desde entrenamiento bien
servido hasta excelentes obras para el recuerdo. Invictus tiene todos los puntos a su favor para ser una interesante
y emotiva película con mucho trasfondo. Sin embargo, dudo que el director nos
sorprenda de alguna manera con este nuevo trabajo.
El truco de utilizar un evento deportivo como excusa para
contar un trasfondo mayor, es quizá un recurso algo manoseado. El propio
Eastwood nos escondía un doble drama social alrededor del cuadrilátero en la
estupenda Million Dollar Baby. La
búsqueda del fervor, o el favor del público a través del enaltecimiento de un
símbolo de orgullo, también es un tema que ya presentaba el viejo cineasta en Banderas de nuestros padres. El director
quiere ahora abordar la historia de un personaje tan importante como Nelson
Mandela, y para ello recurre a las formas narrativas que ya ha probado con
éxito antes.
Para afrontar la interpretación de este carismático
personaje, recurre también a un viejo conocido, uno de sus hombres de
confianza, Morgan Freeman. El actor,
que no siempre recibe los papeles que merece, seguramente estará muy a la altura.
Aunque no cuenta con el parecido de Dennis Haysbert (en Adios Bafana), su porte de líder y su presencia elegante juegan a
su favor. Para el papel deportivo tenemos a Matt Damon, quien ya fuera golfista en una película que tampoco
trataba sobre deporte, La leyenda de
Bagger Vance. No será un problema para él este trabajo. Se disputarán la película entre ambos.
En definitiva, tenemos ante nosotros una película de
eficacia probada, donde todo debería funcionar porque así lo ha hecho antes. Tan
probada que casi no apetece volverla a probar.
Sabemos perfectamente de qué manera se va a desarrollar la película,
dónde va a enfatizar, como y cuándo llegará a la emotividad y la épica. De qué
manera estará dirigida, iluminada, e interpretada. Tendremos que conformarnos
con volver a ver una buena película que ya hemos visto antes, que tampoco está mal. No creo que este sea uno de los títulos de referencia del director, ni siquiera que esté a la altura de la anterior, Gran Torino.