A estas alturas, Takeshi Kitano se ha convertido en uno de esos realizadores a los que, filme lo que filme, en los festivales de turno están encantados de lamerles el trasero con gusto y devoción. Y claro, en una situación así, a cualquiera se le hincha el ego.
Takeshi's es al constatación definitiva de que Kitano está en esa dimensión: Hago lo que me sale de los cojones. Una dimensión tan peligrosa como saludable para el buen aficionado. ¿Saludable? Sí. Lo sé. De estas películas hemos tragado mucha mierda. Lo sé. Pero de tanto en tanto, cuando alguno da con la tecla que mejor suena, salen auténticas maravillas.
Aquí, la apuesta de quien decida tragarse la película es realmente arriesgada, y es que Takeshi's no es que huela a trabajo metalingüístico, puro metacine; no sólo eso, Takeshi's es, como su título evidencia -no hay que ser muy avispado- puro metaKitano. Con todo lo que eso implica. ¡Y ojo!, que parece que en su próxima película amenaza con seguir experimentando por el mismo camino.
Sea como fuere, no deja de ser interesante comprobar la cada vez más marciana trayectoria de quien fuese maestro de ceremonias de Humor amarillo, luego hierático Clint Eastwood del cine oriental y ahora, pues eso, uno de los niños mimados del circuito cinematográfico internacional.