Desde México y con un retraso de dos años, nos llega este drama, que como siempre me gusta advertir, no será plato de buen gusto para los cerrados de mente. Pero el amor es lo que tiene e inescrutables sus caminos son.
Es la segunda película que escribe y dirige Julián Hernández, tras su cinta de inacabable título, Mil nubes de paz cercan al cielo, amor, jamás acabarás de ser amor, con la cual ganó varios premios en su país y en Festivales internacionales entre los que se encuentra Berlín.
Sin tapujos, con naturalidad y el profundizar en los sentimientos de los personajes, Hernández nos mostrará un mundo, dónde todos podremos vernos reflejados en algún sentido y ver turbadas nuestras emociones.
Mientras en España nos dedicamos a producir “delicatessen” como Chuecatown o Fuera de carta, siendo que vamos de liberales por el mundo, somos incapaces de hacer películas serias con esta temática, si dejamos fuera a Pedro Almodóvar. A ver que día podemos ver a Pride Films distribuyendo cine patrio del nivel que adivino para este film.