Jonathan Glazer me parece un portentoso director. Ésta es la conclusión que saco apenas acabo de terminar la película. Su anterior trabajo, "Sexy Beast", era un sonoro ejercicio de estilo, un grito ahogado de independencia, aderezado con quebrantos de Festival.
Sin embargo, la dirección de esta película es bien distinta: calmada, analítica, madura, y, sobre todo, profunda. Todo esto perfectamente acompañado de una justa, justísima, y acertada, acertadísima, fotografía.
La verdad es que me encanta la escena con la que arranca la película, esos dos largos travellings en los que acompaña a Sean, hasta el fatídico túnel. La dirección, más adelante, no decae en ningún momento, cuando la cámara se desliza entre las majestuosas habitaciones de ese apartamento tan maravilloso, o cuando continúa con pulso firme la disección a unos personajes complejos en una crípitca historia.
El guión me ha dejado desconcertado. Es indudable que juega al despiste desde el primer minuto de película, pero me resulta tan imperfecto que, dentro de la complejidad de la historia a contar, fascina. No sé. ¿Por qué el niño sufre esa crisis de identidad? ¿Acaso todo puede explicarse desde un amor platónico acompañado de la lectura de unas cartas? ¿Acaso vale con sugerir lo sobrenatural? La explicación oficial del guión no me convence.
Pero no salgo de mi desconcierto cuando me pongo a pensar y encuentro en el propio guión otra explicación aún más desconcertante. ¿Por qué le dice Sean a Clara (Anne Heche) que no le diga nada a Anna? ¿Por qué existe esa línea de diálogo? ¿Debo creer que realmente Sean la conoce y se comporta como un mentiroso con ella? ¡No tiene sentido! ... Pero me gusta.
La manera en que ese punto de partida tan original es utilizado para ahondar en la herida mal cerrada de un enigmático personaje como el de Anna y en la infidelidad de Sean. ¿Es realmente infiel el hombre que dice esas palabras antes de comenzar a correr aquel fatídico día por Central Park? ¿Será Clara una mentirosa?
Sobre la actuación de Nicole Kidman poco más se puede decir. Se trata de una actriz a la que si le das el peso de una película lo sostiene sin problemas. Hace tiempo que los directores han descubierto que es capaz de aguantar los priemros planos que haga falta, incluso algunos de más de dos minutos de duración. ¡Cuánto ha cambiado esta chica! Y no lo digo sólo por el pelo, que le da el toque justo para el papel.
Igualmente, Cameron Bright merece una mención especial, por una actuación compleja y silenciosa, en la que también debe sostener el peso de la cámara en muchos momentos.
No lo sé, puede que me arrepienta de esta nota dentro de un par de meses cuando vuelva a ver la película, pero sus actuaciones, su ambiente, su dirección y su fotografía me parecen suficientes razones para iluminar cuatro estrellas.