El autor de la no acompañada por la crítica Cien años de perdón en el 2000, se atreve con esta historia que bajo su opinión es un drama gracioso, entorno a la mediana edad y sus problemas de soledad para con dos personajes, que seguro tienen demasiado de excéntricos como para tomárnoslos en serio.
Debería perder poco tiempo en describir lo que puede ser una comediucha de tres al cuarto, al mismo nivel de lo malo del cine español, sin demasiado consenso con el público, y muy lejos de enternecer, porque en ningún momento se nos acerca lo suficiente como para intentarlo.
Las vivencias de dos tipos más, al estilo de El apartamento, para un no exitoso y poco fecundo realizador que no parece tener la chispa para hacer cine bueno bajo el abrazo de la gracia. Vagas intenciones de verla.