Pablo Larraín es un habitual al
menos de dos cosas. Una es su paso por el festival de San Sebastián,
donde ya ha ha participado con dos obras en Horizontes Latinos: Tony
Manero y Post Mortem. Este año viene en la sección Perlas, pues esta es ya una cosecha de Cannes. La otra cuestión
habitual es su premisa, centrado en la reciente historia negra de Chile,
la dictadura de Pinochet, desde su inicio hasta su fin. Lo trataba en
los dos títulos mencionados y lo trata de nuevo ahora, siempre desde
diferentes puntos de vista y momentos.
La película, que como digo, se pudo
ver en Cannes, se llevó el Premio de la Quincena de los
realizadores. Así que viene suficientemente avalada como para que no
pensemos que simplemente la organización del Zinemaldi trae a un
viejo conocido.
El protagonista, en esta ocasión, es
el mexicano Gael García Bernal. La historia que nos cuenta
puede estar muy de actualidad. Habla de la palabra y la lucha
inteligente para derrocar una dictadura. Vivimos tiempos en los que
los pueblos están siendo capaces de hacer frente a sus dictadores,
o, sin entrar en situaciones tan extremas, de luchar por un mayor
nivel de democracia, a través de acciones pacíficas pero con
cabeza. Creo que esta película puede representar muy bien estos
tiempos.
Una buena decisión para el Festival,
teniendo en la sección oficial a Costa-Gavras -que recordemos que
abordó Chile con maestría en Missing- y
también tenemos un thriller político histórico, Argo.
Por lo demás, creo que Larraín es un director muy capaz y que, más
allá del valor histórico y político, tendremos un buen drama con
elementos de suspense.