Mi relación con Darren Aronofski es de amor-odio, aunque más de odio que de amor. Aprecio Pi, y detesto La fuente de la vida; pero Réquiem por un sueño me parece una gran película. Y me gusta la propuesta que trae bajo el brazo con esta película, El luchador, con la que obtuvo el León de Oro en Venecia.
Aronofksi se ha encargado de traer de nuevo al Cine a Mickey Rourke, un actor que a estas horas, podría estar a punto de llevarse el Óscar al mejor actor principal, un éxito sin precedentes. Igualmente de interesante se presenta Marisa Tomei, con un papel que seguro le compensará ese óscar por Mi primo Vinnie.
Esa oda al luchador caído que tiende a levantarse y a seguir adelante por ser su único sino, este canto a la esperanza que se disfraza de bajos fondos. Me gusta que Aronofski indague en los bajos fondos del alma humana con propuestas formales menos agresivas.
Una película que espero sea otro canto de esperanza, que es la máxima de las películas que han sonado para los Óscars.