Me encanta El asesinato de Jesse James, esa lírica visión de la famosa leyenda yanqui, dilatada, pausada, poética, extrema en su apuesta por la observación y no por la acción. Fue un trabajo que no gustó a todos, demasiado particular y alejada de las exigencias del gran público. No importa.
Ahora, repitiendo protagonista (Brad Pitt), Andrew Dominik cambia de género y aborda el cine negro, cine de gánsgters. Lo hace, dicen, buscándole un trasfondo claro en el marco de la Norteamérica actual. No lo sé, pero me lo creo, me fío de quien ya supo buscar un 'algo más' detrás de la historia de Robert Ford y Jesse James.
Confío en una cámara tranquila, poderosa, orgullosa. Eso sí, no repite con el gran Roger Deakins, que lograse un trabajo espectacular en Jesse James, más allá de cualquier adjetivo calificativo. Desde luego, confío en la fotografía de Greig Fraser si Dominik a su vez ha confiado en él, pero veremos. Es una incógnita. Es el director de fotografía de, por ejemplo, el remake de Déjame entrar.
La otra gran baza es el repartazo que ha reunido. Sí, encabeza Brad Pitt pero hay más: Gandolfini, Richard Jenkins, Ray Liotta, Sam Sephard. Algunos son rostros muy habituales del género. Van a funcionar, eso es seguro.
En definitiva, si Dominik sigue con su particular visión y traslada su estilo desde el western al film noir, no deja de ser una apuesta arriesgada y, por lo tanto, nadie sabe qué puede resultar. Pero talento hay. Y, por lo tanto, hay que mantener la apuesta y sobre todo la fe. Quizá uno de los estrenos del año, resulte lo que resulte.