Crítica de la película Paraíso: Fe por William Munny

El director austríaco Ulrich Seidl lucha por mantener esa cierta fama de director a mirar de reojo dentro de la cinematografía europea. Su Dog days, Import/export o la presente trilogía con la segunda película que presento ahora, Paradise Faith, son una muestra de su cine no diría que controvertido pero sí propio y profundo en sus tramas y posiciones totales.

Cine lento y silencioso, motivo para arruinarle la tarde a muchos, que se toma con calma la presentación de momentos de cine que pretenden mostrar entre el documento y la narración un ser humano inmerso en un momento humano concreto. Sus temáticas con las de siempre, en esta trilogía Amor (Paradise Love), Fe y Esperanza, no se puede ir más lejos, y sus formas, contemplativas, a mí me sirven por el motivo eficaz de no entrar a juzgar sino hacer que juzguemos desde el sillón “abutacado” por no decir palestra.

La palidez de los colores y las formas del film entorno a la religión y sus arañazos en la vida de una mujer han llamado la atención de la prensa no especializada por cierto momento sexual, pero más allá, por detrás, existe el trabajo constante de su actriz preferida, Maria Hofstätter, un tipo de actriz que se aleja del estándar comercial para ser usada en simbolismo de este tipo.

Por tanto me posaré delante y dejaré recitar sus salmos. Puede que a base de perseguir su calma particular este director logre finalmente redondear su forma tanto que al final sea una especie de rara havis que tener siempre en mente, o por lo menos, va camino de serlo, y encima no me desagrada.