Aun sin cubrir las altas expectativas que tenía puestas en esta película, “Karaula” es una digna participante de la sección oficial. Una película que quizá no sea trepidante como anunciaba la sinopsis del programa del festival pero sí es ágil.
Se busca una metáfora sobre la situación de la antigua Yugoslavia antes de la guerra y se busca con demasiadas ansia quizá, desmereciendo un poco el guión. Aunque sin duda para mí los puntos débiles son dos: el primero, una cierta parada en el ritmo hacia el tercer cuarto de película que consigue que en varios momentos salga de la película. El segundo tiene que ver con ese final de tragedia obligada, que está ahí porque debía estar y resulta exageradamente forzado. Habría bastado con la pelea final sin necesidad de matar estúpidamente a todos los del coche. Sería un final similar que murieran aplastados por una piedra o fulminados por un rayo. De hecho han sido fulminados por la pluma del guionista.
Dejando fuera esos dos puntos incómodos, lo que tenemos es una película, como he dicho, ágil, con unos personajes que enganchan en un entorno interesante y con un contexto histórico a tener en cuenta. Contiene unas muy conseguidas escenas de sexo, muy carnales, muy viscerales. Tenemos también ese mundillo de sorna y trompeta del ejército. En este sentido me recuerda mucho a los viejos comics de Asterix, donde los romanos estaban en su campamento, aburridos, de guardia. Especialmente he visto esta imagen cuando aparecen todos con el casco con ramas de camuflaje y andan un poco perdidos, torpes. Sólo les faltaba el pilum, y los galos, claro está. Creo que comparte ironía y mucha chanza.
Con el sabor amargo de la desilusión de algo en lo que había puesto toda mi esperanza, me atrevo a decir que esta ha sido una buena película.