Lo mejor que se puede decir de esta película es que no oculta lo que es. La vida en rojo se titula, y eso es un poco lo que nos espera. Una mirada desde la izquierda que pretende traer a la memoria -una vez más- una injusticia del franquismo. Dirige Andrés Linares, que no es precisamente nuevo en esto, lleva haciendo cine desde principios de los años 80.
Para esta película Linares ha recurrido a varias formas narrativas que son ya más una obligación que una innovación. Escenas de falso documental, imágenes de archivo y todos los recursos habituales que pretenden recrear de una manera más realista e intensa unos hechos de la historia reciente de España.
Parece haber un empeño en asegurar que todos estos hechos se encuentran en un "olvido cómodo" citando las palabras del propio director. Me pregunto como puede existir tal olvido con la saturación a la que nos tiene acostumbrado el cine español. Hace poco teníamos como ejemplo una obra de escasos valores cinematográficos con homenaje al pasado, Las 13 rosas. Desde el punto de vista ideológico es fácil justificar esta sobredosis alegando que nunca será suficiente el esfuerzo de la denuncia de las injusticias pasadas. Desde el punto de vista meramente cinematográfico ya es más difícil darle sentido a una inundación de temática común y forma descuidada. La intención moral debería empezar a relegarse a reportajes de televisión y documentales y reservar para las películas de cine sólo ideas verdaderamente interentes.
Entre tanto, nos tendremos que conformar con dos intérpretes interesantes, Pilar Bardem (¿cómo no?) y Sergio Peris-Mencheta, un actor que crece poco a poco y que ya ha participado con el director en su anterior trabajo, el documental Alzados del suelo donde era la voz en off. Agitación universitaria, los grises... lo de siempre. Prescindible para los menos activistas.