Crítica de la película Harry Potter y la orden del Fénix por Hypnos

A estas alturas de función la verdad es que desde un punto de vista objetivo poco más me queda por añadir, queno hayan hecho ya en sus respectivas precríticas mis estimados compañeros Obi-Wan y Sherlock.

Cumpliendo con el vaivén de directores parece que los productores de la saga han decidido dejar la resolución de la misma en las manos, a priori poco expertas, de David Yates. Aunque siendo corteses con la verdad, no es que Yates sea un novato, sino que aún no le hemos visto en puestos altos de parrila en cine. Pero sí que atesora un bagaje más que interesante en televisión que incluye nominaciones a los Emmy y premios en los BAFTA.

Así que más que cumplida la vertiente objetiva de la precrítica con los trabajos anteriormente mencionados, sólo resta colorear esta precrítica con mi opinión personal.

Y en esto he de ir a mi estuche y elegir el gris. Hay una cosa de la saga de Harry Potter que me apasiona sobre todas las demás, y es la capacidad de J.K. Rowling de crear todo un mundo de magia. Me encantan básicamente todo lo que rodea a los personajes, pero no me terminan de gustar tanto los personajes.

Lo siento, pero no me identifico con ninguno, y desde luego, no me identifico con Harry Potter.

Pero sobre todo, y esto lo digo admitiendo no haber leído ni una línea de las novelas -lo cual en ningún caso lo digo con tono de orgullo-, me gustan los comienzos de todas las aventuras, pero nunca me terminan de convencer los desenlaces, quizá excesivamente farragosos en todas las películas.

Los primeros son entretenidos y livianos, y los segundos son condensados y atropellados.

Y mucho me temo que dado que ya en esta entrega se comenzará con el principio del fin, podré al final descubrir si me gusta de verdad la historia de Lord Voldemort, o ha sido un problema de síntesis.

Es mi lucha interior...otra de tantas.

Nos vemos en los cines.