Hace no mucho tiempo que Olmo me hizo visionar junto con mis compañeros precríticos la anterior película de este director francés. Se trataba de El primer día del resto de tu vida, una comedia dramática familiar que se mostraba agradable de visionado, original y divertida a la vez que prometedora en el terreno de los ahondamientos sentimentales.
Si ya ese film gustó, también va a gustar este, crónica de un embarazo, de sus subidas y bajadas, de sus momentos y encrespamientos, todo ello bien mimado y exagerado para que el espectador medio disfrute, que es una intención máxima del director tomando la novela autobiográfica de Eliette Abécassis como guía.
Aunque no sea un peliculón en el más alto entender del término, sí que va a lograr esa implicación absoluta de un público involucrado y olvidadizo del tiempo, disfrutando de los momentos tiernos y de risa y preocupado por las peores escenas de llanto.
Cine comercial pero no estúpido, cine decente y cuidado, cine que te tiene que apetecer ver pero que si ves triunfas.