Es interesante el camino que ha tomado
la saga de REC. Su primera entrega fue, a mi entender, lo mejor que
parió el cine español ese año y, sin duda, una de los mejores
componentes del found footage. Sin embargo, la secuela fue una torpe
elección a medio camino entre la línea continuista con el
naturalismo de la primera y el homenaje a las formas más
artificiosas del terror. El resultado era una batiburrillo sin
sentido y lo peor, aburrido.
La decisión que se tomado para la
tercera parte es curiosa. Paco Plaza y Jaume Balagueró (esa
pareja al más puro estilo Rodriguez-Tarantino), que codirigieron las
anteriores, se pusieron como condición para continuar, repartirse
las siguientes entregas: Plaza dirigiría esta, la tercera; y
Balageró dirigirá la cuarta. Esto permitirá que diferentes líneas
estilísticas, incluso argumentales, se desarrollen independientemente y es probable que se
eviten medias tintas y mezclas sin sentido.
Sea como fuere, la línea de esta nueva
entrega va claramente en una dirección de comdia zombie gore gamberra,
con referencias claras a Sam Raimi o a Peter Jackson. Contundencia, y
sangre salpicando las palomitas. Aunque, en principio, se inicia
respetando el formato de grabación (que por cierto da sentido al
título), Plaza ha decidido incorporar el formato tradicional, una
vez que la trama está más avanzada. Una decisión que aplaudo, ya
que una vez dispuestos a no respetar bien las reglas autoimpuestas,
es mejor eliminarlas del todo.
No tendremos otra gran película como
lo fue la primera, pero a cambio será una comedia divertida y un
proyecto que siendo menos ambicioso, al menos no será fallido como
lo fue su predecesora. La interesante Leticia Dolera, tendrá
una buena oportunidad de demostrar su carisma con unas cuantas buenas
escenas de gore frenético.