"Una mente maravillosa", "La mancha humana", "Las horas",...estas películas pasaron por mi mente en algún momento u otro mientras veía esta película. Quizá debido a la presencia de Anthony Hopkins haciendo de profesor en la universidad, quizá la intensidad del drama y de las emociones y la sobreutilización de la música, o, en esto más claro, las matemáticas vistas desde una concepción frugal y un tratamiento de los problemas psicológicos muy parecido.
Lo cierto es que la película está a años luz de "La mandolina del Capitán Corelly", pésima, y recupera el tono de su oscarizado trabajo, "Shakespeare in love". En líneas generales la película sobre Shakespeare es más redonda, pero me resulta más interesante en muchos momentos que la citada película.
El trabajo actoral es grandioso, desde un siempre correcto Sir Anthony Hopkins, hasta un Jake Gyllenhall in crescendo, y una imperial Gwyneth Paltrow que demuestra ser, después de todo, una actriz, en un papel complejo, desequilibrado, y lleno de matices.
Los mayores aciertos del film, a mi juicio, radican en determinados momentos: sobre todo, el ambiente, una casa en la que se localiza una cascada de tragedias, quizá excesivamente teatral, pero aprovechando la unidad de lugar para desarrollar un drama de alto voltaje y gran intensidad; la falta de momentos de descanso; y, sobre todo, las escenas de Hopkins, la escena bajo la nieve y la escena cumbre en la que Catherine lee lo que ha escrito su padre.
En definitiva, un compendio de sensaciones y de intereses que se sigue con sumo interés. Lástima que Madden demuestre una vez más que su talento es limitado, y que no sea capaz de recubrir un texto con posibilidades y unos actores en estado de gracia de una dirección a la altura.
Un placer que se ha quedado a medias.